Aterrizo en Ciudad de México, y desde el avión no se ve su
fin. El horizonte está marcado por un sinfín de edificios. El pasajero que se
sienta a mi lado me señala la Torre Latino, iluminada en la noche. Estoy
emocionada, mis amigos me esperan.
Ciudad de México (DF)
Como he dicho, esta ciudad es increíblemente grande, casi
imposible recorrerla toda y conocer todos sus rincones. Se trata de una de las
ciudades más pobladas del mundo.
Las distancias aquí son muy grandes, así que todo el mundo
utiliza su coche. Me doy cuenta que el tráfico es terrible y los conductores
conducen con locura, dando frenazos, a alta velocidad y cometiendo infracciones
como si nada. Es algo que impacta para aquellos que no están acostumbrados.
¿Y la gente? Sencillamente encantadora. Todo el mundo me
recibe con los brazos abiertos y sonrisas, conocidos y no conocidos. Te dan la
bienvenida a su país con el corazón abierto.
La condesa
Sin tiempo para descanso, y con ‘jet lag’ en el cuerpo, me
dirijo a La Condesa con muy buena compañía. La Condesa es un barrio muy movido
y juvenil. Está repleto de bares y discotecas. La noche es joven, mi
acompañante me lleva al ‘Ice Bar’, se trata de un bar hecho de hielo, sus
sillas, sus copas, sus mesas, todo es de hielo. Evidentemente allí la temperatura
es muy baja, y los trabajadores te prestan guantes y un abrigo… y por supuesto
nos sirven Tequila. Es una experiencia exótica y refrescante.
Seguimos en el mismo barrio y después de recorrer las calles
en busca de unas buenas micheladas (cerveza con aromas y especies) entramos a
la discoteca ‘AM’ un sitio muy reconocido donde ponen música electrónica.
El centro histórico
El distrito Federal está construido encima de un antiguo
lago, lo cual significa que la base no es sólida y los ingenieros están haciendo
arreglos continuamente y planeando estructuras más sólidas. Es justificable
entonces que viendo una calle de alrededor del Zócalo (plaza) se vean todos los
edificios torcidos, incluso la catedral y los museos. Es increíble ver éste
fenómeno ya que todo el mundo está acostumbrado a ver una ciudad perfectamente
alineada.
Con un grupo de amigos organizamos la salida al centro
histórico.
El museo de bellas artes
Es en toda clave, un monumento artístico. El edificio en sí
deslumbra alzándose entre el tráfico y
dando un toque de atención con su cúpula dorada.
Destacan sus paredes pintadas por famosos muralistas:
Roberto Montenegro, Jose Clemente Orozco y Diego Rivera entre otros.
Personalmente los murales que más me impresionaron fueron los de Diego Rivera.
Estas son las exposiciones permanentes, hay también exposiciones temporales.
Para tomar algo
Saliendo del museo, necesitamos un descanso. Justo enfrente se
encuentra La Casa de los Azulejos. Es un edificio que en su interior está
repleto de azulejos en sus paredes. Tiene techos muy altos y al juzgar por su
apariencia, es antiguo y muy bello. La atmosfera es muy tranquila y acogedora.
Nos sentamos en una mesa y la camarera, vestida de uniforme extravagante nos
sirve un café delicioso. Sorprendentemente la camarera vuelve a servirnos café
sin haberla avisado, le digo cordialmente que no quiero más café, pero ella
insiste, ¡y es que en este lugar te rellenan la taza en todo momento!
Zócalo y catedral
Después del
breve descanso seguimos nuestro recorrido. Ahora nos dirigimos al zócalo.
La plaza es enorme y hay una pista de hielo montada. Es el
corazón del centro histórico. La bandera mexicana ondea enérgicamente en el
centro de la plaza. Enseguida distingo la catedral. Es pequeña, y como todo
alrededor, está torcida.
Museo Frida Kahlo
No se puede dejar de visitar este excepcional museo de la
famosa pintora mexicana. Se trata de su casa convertida en salas de exposición.
Allá residen la mayoría de sus obras de arte. Se puede visitar también su
colorido jardín privado.

Teotihuacan
Desde la ciudad de México es fácil llegar en coche a la
Ciudad de los Dioses. Se desconocen los orígenes de la ciudad y la identidad
étnica de los primeros habitantes. El paisaje es arenoso, ver pirámides por
primera vez es maravilloso. Hace mucho calor a pesar de estar en el mes de
Diciembre. Hay dos grandes pirámides que destacan la Pirámide del Sol y la
Pirámide de la Luna. Subimos a lo más alto de la Pirámide de la Luna y desde
allá se disfrutaba de un paisaje hermoso y exótico. Se dice que el centro de la
pirámide aporta energía al cuerpo, entre la gente nos hicimos paso por poner el
dedo en el centro. Seguíamos cansados, a presar de la carga de energía, y nos
sentamos a disfrutar estas extraordinarias vistas.
Cuernavaca
Se trata del sitio de veraneo de muchos ‘defeños’. La llaman
la ciudad del a eterna primavera por su variedad de flora. La temperatura es
ideal en todas las estaciones del año. Es un sitio muy agradable para pasar
días en el sol o haciendo paseos en bici.
Como visita histórica: El palacio de cortés.
Justo enfrente del Palacio de Cortés se encuentra una
pequeña plaza/jardín. Hay mucha vida y movimiento. Aquí hay paraditas de comida
y zumos naturales hechos al momento.
Acapulco
Es una ciudad costera bastante turística. Nos alojamos en
una casa preciosa construida encima de una pequeña montaña. Desde allá se veía
el Pacífico reposando bajo la ciudad. Ésta está poblada por casitas pintadas de
blanco al estilo marinero. Acapulco es ideal para hacer vida en el mar. Se
pueden alquilar lanchas o pequeños yates. Dar una vuelta entre ballenas es una
experiencia irrepetible. La fauna marina es también impresionante en tierras
Mexicanas, aunque no he tenido la oportunidad de comprobarlo. Pasar unos días
en Acapulco es una oportunidad ideal para salir a buscar pequeños restaurantes
idílicos o mimarte con desayunos al estilo mexicano con tortitas y frijoles.
Sayulita (Nayarit)
Este es un pequeño pueblo de pescadores realmente
encantador. Es un sitio muy tranquilo con calles estrechas y playas desérticas.
Organizamos el viaje con un grupo de amigos y nos alojamos es un pequeño y
bonito hotel muy cerca de la playa. Dormir una noche allá era baratísimo así
como comer cada día, te puede salir a 2 euros por comida. Era impresionante lo
poco que gastábamos. Enseguida nos enamoramos de Sayulita. En España no existen
playas vírgenes, la playa era nuestra. El único comercio que se encontraba en
la arena de la playa era el de una mujer que vendía cocos y piñas vacías, reinventados
en una especie de coctel delicioso.
Los tacos y quesadillas, sobretodo de camarón, son los más
ricos que probé en todo el viaje y aún los extraño.
Sayulita es ideal para hacer cayac o probar el surf. Es una
zona libre de tiburones y las olas suelen ser perfectas. También es bonito
hacer un paseo en caballo por la playa y adentrarse en la ‘selva’. El contraste
entre mar y un terreno selvático, frondoso de vegetación es impactante y
hermoso.